martes, 20 de julio de 2021

En el mismo bando


Quise poder verte dormir, pero la noche se nos hizo demasiado corta, aunque fui capaz de entrar en tus visiones, durante algunos instantes.

Fue una noche diferente, en la que no hizo falta ron para dejarnos llevar; la cama fue nuestro campo de batalla, y ambos, carne de cañón. 

Todo parecía un juego, poco a poco, íbamos adelantando posiciones, quitándonos las armaduras y, armándonos de valor hasta llegar al frente, a pecho descubierto.

Las caricias, los abrazos, los besos, las mordidas, las sonrisas y las miradas, fueron las únicas armas de guerra permitidas en la batalla. La confianza, la conexión y la complicidad eran tan fuertes que, juntos éramos invencibles e irrompibles: no había muros, ni fronteras, solamente dos miradas diciéndoselo todo.

Han pasado dos semanas desde aquella última batalla y, las heridas aún siguen abiertas. Pasará mucho tiempo hasta que logren cerrarse.

Espero que algún día, nos reencontremos en el campo de batalla, y seas tú quien a besos deshaga mis cicatrices. Y en ese instante, tendré el valor de decirte 'quédate'.

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