jueves, 28 de julio de 2016

3:40

Te vi pasar en mi canción;
tres minutos y cuarenta segundos.
Se acabó, y te perdí.

viernes, 15 de julio de 2016

Carta a una desconocida

Nunca escribí un diario, ni siquiera escribí cartas. Quizás, no aprecié las palabras que mi corazón dictaba, pero todo ha cambiado; mi corazón grita y mis dedos se sienten obligados a transcribir cada latido y cada suspiro.

Me gustaría creer que detrás de tu sonrisa se encuentra una esperanza oculta que empieza a deslumbrar.
Me gustaría tener el valor de saludar a esa sonrisa y pelear con tu mirada, sin que tus ojos verdes aniquilen mis sentidos.
Me gustaría escuchar como palpita tu alocado corazón, que no es consciente de ser el punto de mira de un suicida emocional que vio inevitable clavar la mirada en tus pupilas.

Y es pasar a centímetros de ti y pararse el tiempo en tu mirada, que responde adueñándose de mis pensamientos y suscitando miradas cruzadas tan extrañas y a la vez tan conocidas, tan sutiles y a la vez tan atrevidas, tan impasibles y a la vez tan electrizantes que provocan un cortocircuito en mis sentidos, y es por esta razón, por la que mis piernas sienten miedo a aferrarse al elixir de tu mirada; siguen corriendo...y se alejan, se fugan con el viento que envuelve una timidez que a veces es tan cruel, que solamente se aleja cuando miro hacia atrás y ya no estás. 

De nuevo, las palabras no se dejaron ver.


No tuve el valor de pronunciarte una sola palabra, ni un saludo, ni un sincero hasta pronto. Tal vez, tenía la esperanza de que tus labios se manifestaran primero.


Sin saber como he de terminar me despido, al menos, en esta carta.


Hasta las próximas palabras,


Un suicida emocional.


viernes, 1 de julio de 2016

Deseos

Cambiemos un instante por cien besos,
cien besos por soñarte en cada verso,
un verso con pecados inconfesos,
por ser la otra mitad de tu universo.

No quiero ser un  árbol que florece,
al ver que el mes de abril hace su hechizo,
seis meses; el otoño se enfurece
y el suelo se volvió resbaladizo.

Ahora, solo pienso en tus caderas,
que han vuelto esquizofrénico a mi juicio,
en noches de mentiras verdaderas.

Y hagamos de esta historia nuestro inicio,
plagado de rosales y praderas,
que junto a ti serán mi eterno vicio.