domingo, 31 de diciembre de 2017

«Año nuevo, vida nueva»

Llegó el momento de retomar este nostálgico y melancólico diario, en el que desde la primera palabra hasta la última, estuvieron escritas desde lo más profundo de mi ser. Sus primeras palabras están escritas desde la tristeza y la soledad, algo contrario a sus últimas, las cuales, están llenas de alegría, amor y pasión. Y eso aquí, fue algo insólito. 

Hoy, todo vuelve a empezar de cero pero no contigo, sino sin ti. Parece que mi vida regresa 466 días atrás, cuando mi vida era plana y lineal y la única magia que había en mi, estaban en mis letras y mis textos, que nadie conocía, solamente yo.

Creo que ha llegado el momento de abrirme, y lo tengo que hacer de la única forma que sé, desahogándome con palabras frente al ordenador, y es que, han habido muchos cambios en estos 466 días, pero hay algo que aún sigue intacto. Sigo sin ser capaz de abrir mi corazón y exponer mis sentimientos y emociones a la gente que me rodea. Solo lo conseguí con alguien: contigo. Pero ya no estás.

Nunca pensé que volvería a retomar este diario, y es que, aquí sólo podía expresar mi tristeza, aunque al principio de llegar tú a mi vida, trastocaste todos mis esquemas, hasta en este simple diario.

En estos últimos días, aquella frase que un día pronunciase Groucho Marx «paren el mundo, que yo me bajo», ha estado presente en mi cabeza. ¿Qué merece la pena ya si tú no estás? Pero en el fondo de mi corazón hay una palabra escrita que dice «ilusión», y esa nota es la que con el paso de los días, dará sentido a mi vida. 

Ahora es el momento de cambiar de vida, de renacer y volverse fuerte, y para ello tengo que levantarme de una caída en la que el paracaídas, esta vez, no consiguió abrirse. Toca levantarse y volver a la tierra, aprender de nuevo a caminar, y a dormir y despertar sin un «buenas noches amor» o un «buenos días mi vida».

El mundo no puede pararse, pero sí podemos cambiar de tren, a ese tren que nos ayude a encontrar el motivo por el que continuar aquí. Ahora estoy solo ante el mundo, solo ante mis miedos y solo ante los retos que día a día me deparará la vida. 

Cuando sea capaz de sentir los latidos de mi corazón, me levantaré y miraré hacia delante, sin maleta y sin nada en las manos, solo con los ojos abiertos y la mirada clavada hacia el futuro. Sí, hacia el futuro, eso que tanto miedo me da.

Así que solo me queda coger fuerzas para despertar de esta pesadilla y poder decir al mundo:
AQUÍ ESTOY DE NUEVO. 

domingo, 22 de enero de 2017

La habitación

Cuánto dolor sufren aquellos novios que tras tocar el sol en un fin de semana, les toca bajar a la tierra, decirse adiós (de nuevo) y volver a la rutina. 

Sé que es duro, lo sé por experiencia y porque ella se acaba de quedar allí, en nuestro sol; en esa habitación que nos supo a gloria; en esa habitación que nos vio tocar el cielo y lo que no lo es. 

Y mientras este autobús me aleja de ella, sé que probablemente estará llorando, tumbada en su lado de la cama de aquella habitación que seguramente ahora, 
sabe a dolor. 

jueves, 19 de enero de 2017

En mi cabeza

No sé cuál es la fuerza que surge cuando nuestros cuerpos están cerca, pero sé que es tenerte cerca y empezar a temblarme las piernas; te beso y mis tripas rugen (y no de hambre, sino por tí); te sientas en mis piernas, me miras, y todo el ruido y lo que habita en mi mente, desaparece. 

Pulso el botón REC en mi cabeza; se empieza a grabar cada palabra, cada beso, cada suspiro, cada detalle, cada décima de segundo que estoy a tu lado. 

Desde la distancia, y a cada instante, recuerdo aquellos momentos y sonrío, después te echo de menos, me pongo triste y pienso que en pocos días o incluso en horas te volveré a ver, y entonces vuelvo a sonreír.

Me he dado cuenta de que solamente necesito que estés junto a mí.
Quiero volver a verte y decirte: 
«Dame tu mano, pero no me sueltes».


martes, 3 de enero de 2017

Llegó enero, y con él las decepciones

No ha terminado el 1 de enero y ya me he llevado la primera decepción del año. Siento rabia por ser como soy; iluso, confiado, y al fin y al cabo, un ingenuo. 

No sé si ha sido ella la que se ha equivocado o fui yo quien lo hizo, por arriesgarme y adentrarme en una vida que aún tiene capítulos sin terminar. 

Yo siempre he sido desconfiado y miedoso en lo que respecta al amor. Nunca vi ni sentí un corazón que fuese compatible al mío, nunca, pero sabía que tarde o temprano aparecería el corazón adecuado o al menos ese que provocara taquicardias al mío. A día de hoy, parecía haberlo encontrado. 

Ahora mismo solo puedo escuchar "Me gustaría" en bucle, tal vez, Ojeda pueda ayudarme.




No, no ha podido hacerlo, o al menos como yo quería. No soy capaz de mirarla, pero tampoco de decirle adiós, aunque me duele no hacerlo, ya que una parte de mí cree que he de dar ese paso. 

No puedo dormir, son las dos y diez de la mañana, y aunque ya es día dos, la rabia sigue dentro, y es que me cuesta creer que sus primeros besos del año no fueran para mí, y duele, mucho.

Me es inevitable recordar mi primer post aquí; vuelvo a sentir esa misma sensación, y aquella pregunta regresa de nuevo. 

¿Qué hago? No sé qué hacer, joder.

lunes, 2 de enero de 2017

Espinas

Aún me duele 
que su primer beso del año 
no fuera para mí,
pero más me duele
que no se acordara de mí.