miércoles, 14 de julio de 2021

A corazón abierto


Hacía demasiado tiempo que no sentía la sensación de soledad tras una ruptura, una pérdida o un distanciamiento. El problema es que esta vez ha sido diferente, ya que esta vez he sido yo quien han dado el paso. Y es duro, y más cuando estás en ese territorio sin ley; en ese punto en el que aún no eres novio, pero eres 'alguien' para esa otra persona. Y además eres consciente de que la química que hay entre ambas miradas, ambos cuerpos y ambas mentes es tan afín, que da mucho miedo.

Pero el problema, realmente es otro: ella está en esa etapa de duelo, en la que necesita conocerse y quererse. Y creo que siente esa presión de cumplir ese tiempo, que nadie sabe cuánto tiempo es. Y yo, que hasta ahora estaba bordeando el precipicio, he decidido alejarme, y es que, a veces, huir es la única opción para salvarse a sí mismo. A pesar de que hoy, un miércoles de julio, mi corazón llora, y mi cabeza no para de pensar en ella.

En cierto modo me da rabia, porque quiero formar parte de su vida, y creo que habíamos llegado a ese punto en el que la amistad y la confianza eran casi plenas, al menos, esa era la sensación que percibía, pero, o estaba equivocado, o esa sensación no es suficiente para ella.

Sí, quizás yo sea egoísta al pensar de ese modo, pero creo que si lo hubiera sido, hubiese seguido mandándole audios, y escuchando los suyos.

Hoy se me ha grabado en la mente una de sus frases: 'no quiero perderte'. Es demasiado duro escucharlo en su voz, y más pensar que quizás sea una premonición, ya que cuando alguien me duele, solo soy capaz de alejarme. Supongo que por evitar sufrir. Y eso, como bien sabemos, lleva al olvido, en ambos corazones.

Mientras escribo, me está viniendo a la cabeza ese otro chico, el cuál parecía ser ese chico tirita que ayuda a alejar la soledad. Y es que, quizás, sin darme cuenta, yo también lo he sido, pero no me importa, siempre y cuando ella haya sentido de verdad nuestros momentos.

Pero pensando en el chico tirita, me da miedo a que ocupe un lugar impotante en su vida. Sí, aquí sí estoy siendo un poco egoísta, pero es que durante los últimos años de mi vida me he dado cuenta de que encontrar a alguien con quien compartir tu vida es, tan complicado, que cuando sientes que frente a tus ojos está esa persona que sabes que puede llegar a ser capaz de tocarte el alma, de sanarte heridas, de acariciar tus miedos, y de hacer que la vida sea más bonita si la recorres junto a ella, pues te da rabia, o pena, o qué se yo..., que estemos en etapas diferentes.

Sí, es una pena... porque nuestra complicidad en medio del caos es pura magia, y es que nuestra conexión es tan fuerte que hasta puede dar miedo de lo real que es.

Una parte de mí quiere que ella rompa esa promesa (sin ser promesa), y me escriba, o me mande uno de sus audios, y me diga que todo esto no tiene sentido, que necesita escucharme, que me echa de menos, y yo, responderé a corazón abierto. Y de ese modo, ella romperá mis esquemas, pero quizás, ese impulso nos puede hacer mucho daño, puede que sea la llama de fuego que logre quemarnos.

¿Por qué rompiste mi calma? ¿Por qué es todo tan complicado? Si yo te quería, pero en silencio, y eso me bastaba, porque entendía que tu corazón y tu cabeza estuviesen caminando por otro rumbo, y además, ¿cómo iba a pensar que tú, en algún momento, pudieses fijarte en mí?

Reconozco que no quiero dejar de escribir, no quiero terminar, porque sé que si te vuelvo a escribir aquí, será porque aún necesitaré sacarte de mi cabeza, y no quiero sufrir, ni quiero hacerme más heridas, y menos, que tú te conviertas en mi herida.

¿Sabes? Una parte de mí quiere que leas este diario, estas palabras que ahora me calman porque son tan reales y tan sinceras que, son palabras a corazón abierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario