lunes, 17 de enero de 2022

Corazón a trizas


No sé por qué, pero enero nunca ha sido un mes bueno para mí, a lo que a nivel emocional se refiere. Hace unos años tuve que pasar por una ruptura que, a pesar de que la relación duró algo menos de un año y medio, fue tan intensa, que el golpe fue demasiado duro. Además, fue mi primera y única relación.

En aquel momento (enero, 2018), no era consciente de que mi personalidad y mi forma de ser, tenían un rasgo especial: el rasgo PAS (Personas Altamente Sensibles). Conocer e indagar más sobre esa parte de mí, fue un regalo que me hizo el destino. Me gusta pensar que, si esa relación hubiese continuado, tal vez no me hubiera conocido de tal modo.

Hoy por hoy (enero, 2022), vuelvo a encontrarme en una situación similar a la vivida en aquel momento, pero esta vez, es muy diferente, y eso me hace sentirme ridículo, porque la chica que aún tengo en mi cabeza, la chica que hizo darme cuenta de que 'Madrid sin ella, se apaga', la chica que me hizo vivir momentos únicos... Esa chica, jamás llegó a ser mi pareja. Y me duele, porque yo, pensaba y aún pienso, que esa chica es la persona más especial que he conocido jamás. Sí, solamente tengo 28 años, pero con ella, fui capaz de recrear en mi cabeza un futuro a su lado. Y eso, nunca antes lo llegué a pensar.

Y quizás te preguntes que por qué esta historia no llegó a comenzar, y la respuesta es muy sencilla (al menos eso cree mi cabeza): la vida nos cruzó en el momento equivocado: dos personas que a nivel emocional estaban en momentos diferentes.

No os podéis imaginar la conexión que existía entre ambos, cuando nuestros cuerpos y nuestras miradas estaban justo enfrente, había una química emocional que aquellas personas que nos conocen y rodean, son conscientes de apreciarla. Pero el amor no pudo hacer su papel, ya que ella se aferraba a curar y limpiar su corazón, el cuál aún tenía pedazos de cristal que seguían haciéndole daño.

Este verano, el distanciamiento hizo que nos echásemos de menos, y en septiembre, aquel reencuentro, nos hizo darnos cuenta de que la conexión aún seguía ahí.

Hace unas semanas, volví a verla, y fui capaz de volver a sentir, y de nuevo sentí sus labios junto a los míos, y quise creer en un "¿Por qué no intentarlo?", pero ella me hizo ver que aún no estaba preparada.

Llegó enero, y la llamada que me hizo el sábado, me partió en dos: ella está conociendo a alguien, con el cuál siente, y cree que puede ser capaz de volver a amar, y entonces, sentí que estaba al borde del nocaut. Ella, me conoce tanto, que sabía que, aunque lo nuestro no había comenzado, esto estaba siendo una ruptura, y era consciente de que me dolería. La distancia hizo que esta despedida fuese por llamada, y al menos, pude oír su voz por última vez.

Desde el sábado, solamente han pasado dos días, pero dentro de mí siento que algo de mí se ha ido, que una parte de mí quedó vacía.

Sí, soy un puto suicida emocional. Y lo siento todo de una forma tan intensa, que la caída al vacío, duele aún más.

Llámame tonto, iluso o soñador, pero aún tengo la esperanza de que nuestros destinos se vuelvan a cruzar, y que a ambos nos pille desarmados, sin escudos, en el mismo momento vital, y será entonces, cuando volvamos a soñar en el mismo sueño. Pero luego, regreso  al mundo real, y varias preguntas me invaden: ¿Llegó ella a sentir lo mismo que yo?, ¿Fue para ella, solamente una atracción emocional?

Es ahora, cuando vuelvo a recordar uno de los primeros textos que escribí y que publiqué en este diario: 'Con fecha de caducidad': un texto que escribí metiéndome en otra piel, y en otro corazón, y años después, el karma hizo que sintiese mía cada una de esas palabras, y otros tantos años después, me vuelve a suceder.

Ella, el otro día me intentaba consolar, diciendo que la vida me pondrá a alguien especial a mi lado, pero yo, a día de hoy, sigo pensando en ella.

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