domingo, 23 de octubre de 2016

Creía, y a la vez moría

Creía saber respuestas de preguntas que la vida aún no me había hecho.
Creía que mi vida estaba hecha para ser un viajero solitario con el corazón en la mano y palabras tatuadas en el cuerpo; palabras que solo yo podía leer.
Creía saberlo todo de los sueños, cuando ni siquiera soñaba.
Creía ser soledad y modestia en medio de un huracán, cuando tan solo era silencio en medio de un montón de gente.
Creía en el amor, pero nunca lo vi.
Creía, y a la vez moría.

Pero un día abrí los ojos, viví, sentí y todo se volvió gris. La ingenuidad se marchó y la cruda realidad se mostró desnuda ante mis ojos, pero esa realidad puso de nuevo mi corazón en su sitio.

Las palabras se mudaron de piel, ahora residen en mis canciones y en hojas de papel.
Ahora sueño, pero no entiendo mis sueños.
La soledad se cubrió de tus besos, y el silencio se convirtió en palabras cuando en mi vida apareciste tú.
Ahora, todo volvió a cambiar de color. 
Ahora, creo que soy feliz.

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